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martes, 21 de diciembre de 2010

Prefacio, por Stéphane Mallarmé

PREFACIO

ME agradaría que no se leyera esta Nota, o que después de examinada rápidamente, se la olvidara. Poco enseña al lector suspicaz, pero puede llegar a perturbar al ingenuo, aún antes de fijar la mirada en las primeras palabra del Poema, porque conforme están dispuestas, lo conducen de inmediato a las últimas.
La única novedad del conjunto es la manera en que las líneas están espaciadas. Los “blancos”, en efecto, adquieren importancia, impresionan desde el comienzo. La versificación exige ordinariamente un silencio en derredor, a tal punto, que un trozo lírico, o de pocos pies de verso, ocupa, en el centro de la hija, aproximadamente el tercio de la misma. Yo no sobrepaso esta medida: la disperso, solamente. El papel interviene cada vez que una imagen empieza o acaba, aceptando la sucesión de otras imágenes; y como no se trata, según ocurre siempre, de líneas sonoras regulares o versos –mejor dicho de subdivisiones prismáticas de la idea- el instante de aparición y duración de su influencia en alguna escenificación espiritual exacta, se produce en lugares distintos: próximos o lejanos al latente hilo conductor, en razón de la apariencia de verdad que el texto adquiere en la distribución tipográfica. La ventaja literaria, si es que tengo derecho a decirlo, de este espacio que reproduce al que separa mentalmente los grupos de palabras, o las palabras entre sí, es que después parece acelerar o retardar el movimiento, dándole métrica e insinuándolo mediante la visión conjunta de la Página, tomada ésta como unidad, tal cual ocurre en otras circunstancias con el Verso o línea perfecta. La ilusión surgirá velozmente alrededor de las pausas fragmentarias de una frase fundamental, según la movilidad del escrito, desde el título mismo, introducido y continuado en el poema en resumen, todo ocurre hipotéticamente. Se evita el recitado. Hay que agregar que de este empleo descarnado del pensamiento, con sus contracciones, prolongaciones, huidas, o su dibujo mismo, resulta una partitura para el que quiera leer en alta voz. La diferencia de los caracteres de imprenta entre el motivo preponderante, el secundario y el adyacente, adquiere importancia en la emisión oral. La ubicación en la parte superior, inferior o media de la página, indicará que la entonación sube o baja. Únicamente ciertos intentos muy audaces, ciertas conquistas que forman el contrapunto de esta prosodia, quedan en estado elemental en una obra falta de antecedentes como ésta. No es que considere que ha llegado la oportunidad de tímidos ensayos, o de actuar muy contrariamente a la costumbre en un Periódico como éste; por más que se muestre valiente y acogedor de las bellas libertades. Sólo me pertenece la compaginación especial, o de volumen. Sin embargo, debiera haber indicado, mejor que el esbozo, un “estado” del poema adjunto, que no rompiera totalmente con la tradición; debiera haber organizado su presentación en diferentes formas, para que frente a ellas nadie se confunda, y que bastarían para abrirles los ojos. Sin presumir hoy del futuro que surgirá de aquí –un arte, o casi nada- reconozco gustoso que el intento puede tener imprevistas consecuencias particulares, provechosas para nuestra época, como el verso libre y el poema en prosa. Sé que su reunión se efectúa bajo influencia extraña: la de la Música oída en el concierto. Habiendo encontrado en ella varios medios que parecían pertenecer a las Letras, los retorno. El género que como la sinfonía, deviene uno, deja intacto poco a poco, al lado del canto personal, el antiguo verso, al que guardo culto y atribuyo el imperio de la pasión y del ensueño. Habría llegado la oportunidad, mientras lo permita, de tratar preferentemente tales temas de imaginación pura, compleja e intelectual. No hay motivos para excluirlos de la Poesía, única fuente.
Stéphane Mallarmé

NOTA DE LOS EDITORES FRANCESES
La parte que va entre las palabras “Únicamente ciertos intentos muy audaces...” y “...que bastarían para abrirles los ojos”, se refiere a la edición del Poema efectuada en Mayo de 1897 por la Revista “Cosmópolis”, para la que había sido hecho este Prefacio. Sin embargo, nos ha parecido de interés general y de bastante significación dentro del pensamiento del autor, para ser reproducida aquí, al frente de la edición definitiva preparada bajo su dirección, y que debía aparecer en el momento en que lo sorprendió la muerte. La principal innovación establecida por él en este último “estado” de su obra, para utilizar el término del cual se sirvió, parécenos consistir en que no existe una sola página o “verso”, sino que la lectura se hace sobre las dos, conjuntamente, teniendo en cuenta, simplemente, el descenso ordinario de las líneas.

Stéphane Mallarmé

NOTA DEL TRADUCTOR
Todas las características tipográficas de la edición francesa: formato, distribución de los “blancos”, tipos de imprenta, etc., han sido respetados en esta primera edición castellana. Hemos puesto especial empeño para que así suceda, porque consideramos que con esto damos al lector una imagen más fiel de lo que Mallarmé ha querido intentar con Un Golpe de Dados; además, sabemos lo que para el Poeta significaban todos estos elementos gráficos, el cariño que ponía en su elección y la importancia plástica que en el poema adquieren.

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